sábado, 26 de febrero de 2011

Un experimento perfecto, demasiado...

No había una sola luz en todo el pasillo, pero no le importaba, se conocía el edificio de memoria, durante meses había vivido encerrada en él tratando de sacar adelante su ambicioso experimento. Y ahora que por fin lo había conseguido querían destruirlo porque no lo consideraban ético.

Pero mentían, en realidad tenían miedo, miedo de haber creado algo superior al ser humano en todos los sentidos. Algo justo, sensible y poderoso. Algo que los derrocaría como especie dominante.

Abrió la puerta de la sala aséptica donde se encontraba el ser. Parecía un niño, pero era increíblemente bello, con la piel lisa y una mirada que transmitía una pureza y sabiduría que la doctora no había creído que existieran. Era el culmen de la evolución y la ingeniería genética: un ser perfecto. No podía dejar que lo mataran. Estaba destinado a limpiar el mundo del egoísmo de la humanidad y hacer de él un lugar mejor.


Este es otro de los microrrelatos que mandé al concurso de artgerust, ¿qué os parece?

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