viernes, 10 de junio de 2011

Un toque de nostalgia

    Hoy me apetece hablaros de una trilogía que me leí hace tiempo y que me encantó. Creo que ha sido una de las sagas más influyentes de mi adolescencia temprana (creo que ya no estaba en mi querida infancia)

La trilogía de Bartimeo


Bartimeo, Stroud, Samarkanda
     Las portadas podrían ser mejores, lo sé, pero qué le vamos ha hacer. Lo importante es el interior. 

       La trilogía comienza con El amuleto de Samarkanda, donde conocemos a Nat (creo que venía de Nathaniel), un joven aprendiz de hechicero que trata de invocar a Bartimeo, un demoniete la mar de divertido. Sin embargo la invocación de este poderoso demonio se le va un poco de las manos y ambos quedarán unidos por un pacto de interés mutuo (uno no quiere morir y otro no quiere quedar atrapado eternamente en una caja de cerillas).

         El libro está ambientado en una especie de Londres mágico, donde gobiernan los mejores hechiceros, aquellos capaces de invocar (y controlar) a los demonios más poderosos. Así muchas personas tienen un demoniete que los ayuda (vigilando la tienda, repartiendo el correo o lo que sea). Sin embargo hay que tener en cuenta que la mayoría de estos seres no están allí por voluntad propia y odian intensamente a sus amos, por mucho que estén obligados a ayudarles y cumplir sus órdenes, tratarán de jorobarte todo lo que puedan.

       La historia de este primer libro es buena, aunque sin pasarse. Una historia con una base típica de malo tratando de conquistar el mundo y todo eso, aunque la ambientación la hace algo más interesante de lo que parece por esta frase. Lo maravilloso de estos libros son sin embargo los comentarios que hace Bartimeo a pie de página. Nuestro querido demonio ha tenido eones para refinar su sentido del humor, y aunque no sé si podría clasificarse de refinado la verdad es que es la mar de divertido. También hace comentarios interesantes sobre el funcionamiento del infierno, las jerarquías entre demonios y otras muchas cosas.

Bartimeo, Stroud, golem
      La trilogía continúa con El ojo del gólem, donde cobran importancia algunos personajes que aparecían en el primer libro (vagamente, la verdad es que yo no recuerdo lo que pasaba con ellos en el primer libro). Lo bueno de esto es que están en el bando opuesto al de Nat.

        Con lo cual ahora, además de una historia aceptable, una muy buena ambientación y un demonio superdivertido, tenemos un conflicto de intereses entre protagonistas. Y no estoy hablando de víctimas inactivas que se encuentran en bandos diferentes de una guerra que tiene poco que ver con ellos, sino de enemigos jurados que buscan destruirse mutuamente (por venganza, entre otras cosas).

       No es fácil decantarse por un bando completamente. Y es que aunque Nat se vuelva un poco repelente (engreído, facha, prepotente...) en este libro, le tomamos algo de cariño en el primer libro (donde tampoco es que fuera una joya, la verdad). Por otra lado la chica (no recuerdo su nombre) tiene toda la razón. Es una víctima del sistema político actual, del abuso de los hechiceros sobre los pobres, que se encuentra en una especie de banda rebelde. Despierta por nuestra parte mucha más empatía que Nat.

bartimeo, stroud, ptolomeo
      
      En el tercer libro, La puerta de Ptolomeo, continúa (y finaliza) toda la magnífica (y realista) historia de fondo de los rebeldes, junto con otra historia fin mundista propia de este tomo.

      Esta trilogía me encantó primero por el humor de Bartimeo y la ambientación moderna-fantástica. Luego me maravilló la lucha entre los rebeldes y el gobierno, las historias enfrentadas de Nathaniel y Kitty (no es que haya recordado el nombre (que ahora que lo veo, me parece horrible), lo he tenido que buscar por internet *cara de vergüenza*).  Este enfrentamiento entre protagonistas creo que es lo que convierte  esta muy buena saga en una saga magnífica.

     





   

   
          

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